Muy estimados pastores y líderes:
Es con muchísimo gusto que les saludo a finales de este mes de septiembre. Estoy seguro que el año 2020 ha sido muy diferente a lo que todos esperábamos. Sin embargo, ¡Dios está con nosotros y no nos dejará! Recordemos las palabras del Apóstol Pablo, quien dijo: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 8:38-39). ¿Podríamos incluir “ni pandemias, ni virus, ni pestes, ni enfermedades, ni restricciones de reuniones públicas” a estos versículos? ¡Nada nos puede separar de Su amor!
Al considerar lo que ha pasado durante los últimos seis meses, pienso en lo bendecidos que somos como cristianos, líderes e iglesias. La pandemia ha traído muchas dificultades en todos los aspectos, sufrimiento, pérdidas, escasez y demás. Pero también ha traído retos a los cuales la iglesia ha tenido que responder. Creo que podemos estar agradecidos porque Dios está con nosotros y nos ha ayudado hasta aquí.
Quiero enfocarme por unos momentos en los retos que la iglesia ha enfrentado y cómo ha podido responder de manera victoriosa. Hemos enseñado que “todas las cosas les ayudan a bien, … a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28). La situación actual sirve para el bien de los propósitos de Dios y de Su Iglesia.
Bendiciones en medio de la pandemia
Recordemos que lo que el enemigo quiso utilizar para mal, Dios lo voltea para bien. Creo que éste es el caso en este tiempo. ¿Cuáles son algunos de los beneficios que hemos recibido en este tiempo?
Un nuevo énfasis en las reuniones pequeñas
La palabra “ekklesia” es un término que Jesucristo utilizó para hablar del grupo de discípulos. Esta palabra posteriormente tomó la forma de “iglesia” que ahora conocemos. Es un concepto gubernamental griego que los romanos adoptaron al expandir su imperio a nuevos territorios. Básicamente era un grupo pequeño de ciudadanos, quienes tenían la autoridad de tomar ciertas decisiones. Representaban a su nación de manera oficial, a pesar de estar en territorios lejanos de la sede oficial de su gobierno. Este es el cuadro que Jesús nos da cuando habla de edificar su “iglesia”.
Con la pandemia, no ha sido posible hacer las reuniones masivas, a las que estábamos tan acostumbrados. Dios ha traído un nuevo énfasis en las reuniones pequeñas, donde sólo dos o tres se reúnen en Su nombre. Jesús prometió estar allí, en medio de nosotros, y hemos experimentado Su bendición.
Nos gustan las reuniones masivas; entiendo el poder de la alabanza unida de cientos o miles en un solo lugar, el fluir profético en medio de la congregación, estableciendo dirección y abriendo camino en el Espíritu. Sin embargo, ¿será posible que también las reuniones masivas en algunos casos han alimentado el ego de nosotros, los pastores y líderes? Quizá ha sido una fuente de orgullo, decir que este domingo pasado tuvimos a tantos cientos en nuestra reunión, etc. Dios está rompiendo con esto. Los números no siempre son una medida de nuestra efectividad en el ministerio.
Hay una dulce comunión con el Señor en las reuniones pequeñas en la casa, quizá sólo con la familia o con un vecino o hermano de la congregación. Debemos valorar este hecho. Recordemos que en el libro de los Hechos vemos que las iglesias en la mayoría de las ciudades se reunían en casas, no en bodegas o edificios grandes con multitudes. La reunión pequeña proveía todo lo necesario para un crecimiento sano de los discípulos.
Un nuevo énfasis en el valor de la familia
Durante muchos meses, hemos convivido mucho más con nuestra propia familia, con nuestro cónyuge, con nuestros hijos con quienes vivimos. En algunos casos (especialmente de los que no son cristianos), esto ha resultado en roces y peleas. Sin embargo, para los que somos de Cristo, esto ha sido una hermosa oportunidad para crecer juntos en nuestra relación familiar. Hemos aprendido a amarnos y apreciarnos los unos a los otros de manera mucho más profunda. Al mismo tiempo, ha provisto la oportunidad para compartir el evangelio con familiares que no son cristianos. Una oportunidad de abrazar el uso de la tecnología
Hace seis meses, muchos pastores y líderes mal miraban a los miembros de su iglesia que utilizaban los medios como Facebook, Twitter, Instagram y YouTube durante la reunión. Ahora, ellos mismos animan a sus congregantes a meterse a los medios durante la reunión para poder visualizar, oír y participar en los cultos.
Como iglesia, es tiempo de abrazar el uso de la tecnología para avanzar el establecimiento del reino de Dios en la tierra. Muchos nos hemos dado cuenta de que podemos alcanzar a mucha gente cuando usamos estas herramientas. Hay iglesias que alcanzaban a unas 100 personas en sus reuniones en el edificio, pero ahora alcanzan a varios cientos por los medios. Hay iglesias que antes alcanzaban parte de su ciudad, pero hoy están alcanzando a miles de personas en diferentes partes del mundo, con gente que se entrega a Cristo cada semana por causa de su ministerio en las redes.
La realización de grabaciones de alabanza y enseñanza
Si a principios del año alguien me hubiera dicho que en este año yo grabaría más de 50 o 60 canciones de alabanza y adoración juntamente con nuestro grupo de alabanza, yo no lo hubiera creído. Pero la pandemia nos ha forzado a hacer precisamente esto. Quizá no sean grabaciones totalmente profesionales, pero han llevado a muchas personas, dentro y fuera de la iglesia, a conectarse con Dios por medio de la música de adoración.
Además, creo que casi todos de nosotros ahora tenemos grabaciones de enseñanzas bíblicas disponibles en Internet, Facebook y YouTube. Este material nos servirá a nosotros, a nuestra iglesia, y a otras personas durante un largo tiempo. Hay pastores que están produciendo programas de vídeo cuando jamás antes habían considerado hacerlo. Y estos programas están llegando a varias naciones del mundo con el mensaje que predicamos.
Un nuevo entendimiento de lo que es la iglesia
Creo que muchos habíamos caído en un cierto “molde” en cuanto a lo que significa ser una iglesia. Habíamos puesto el énfasis en un edificio, una reunión, un cierto orden en la reunión y otras tradiciones. La pandemia está cambiando esto. La iglesia ha continuado sin reuniones en un edificio; el trabajo pastoral se ha llevado por medio de llamadas telefónicas, chats, consejerías virtuales en Zoom, grabaciones en YouTube y visitas familiares virtuales. Hemos aprendido a valorar las ocasiones en las cuales podemos estar con otras personas de la iglesia y las disfrutamos más. Hemos aprendido que “nosotros somos la iglesia“. Lo importante no es tener un edificio grande y bonito. Lo importante es amar a Dios, amarnos los unos a los otros, unirnos de corazón, y aunque estemos separados físicamente por la sana distancia, las mascarillas o la cuarentena, estamos unidos en nuestro propósito de traer la presencia de Dios y establecer Su Reino en la tierra, de edificarnos los unos a los otros y de ser hallados en Cristo en Su Venida.
Un nuevo entendimiento acerca de la permanencia de la iglesia
Yo jamás hubiera considerado la idea de suspender las reuniones de la iglesia. Sin embargo, fuimos forzados a hacerlo. ¿Qué ha pasado con la iglesia? Sigue firme y está avanzando. El que edifica la iglesia es Cristo, no sólo nosotros. Cuando vemos hacia la historia, vemos que en muchas ocasiones la iglesia no pudo tener reuniones, sea por persecuciones, guerras, cuestiones políticas o plagas. La iglesia ha sobrevivido a todo esto a través de casi 2,000 años, y siempre ha salido adelante. Cuando en el libro de los Hechos, los líderes judíos quisieron apagar la obra del Espíritu en la iglesia, el fuego se extendió y los creyentes se multiplicaron. Estoy seguro que algo similar está pasando ahora mismo. A fin de cuentas, ¡Cristo está edificando Su iglesia!
Tengo la convicción de que viene un nuevo tiempo de avivamiento y el derramamiento de la gloria del Señor sobre la tierra. El Espíritu Santo se está moviendo sobre las “aguas” de este tiempo presente de dificultad e inseguridad política, económica y de salud. Estoy seguro que pronto veremos el efecto de la voz de Dios cuando diga: “¡Sea la luz!”
Dios derramará de su presencia
Concluyo con este pensamiento:
“No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.” Isaías 11:9
El santo monte en este pasaje es la iglesia. ¡El enemigo no hará mal ni dañará ni destruirá a la iglesia! Dios cumplirá Su propósito de llenar la tierra con Su conocimiento, como las aguas cubren el mar.
Toma ánimo en este día. ¡Dios está contigo y con la obra con la cual tú trabajas! Él te llevará a ti juntamente con todo el rebaño que pastoreas al otro lado de estos tiempos difíciles. ¡Hay victoria para los que estamos en Cristo!
Recibe la paz y gracia de Dios.
En Cristo,
Pastor David Lont
de parte del equipo de Escuela Avanzada de Ministerio