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Aun allí

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Queridos pastores y líderes:

Aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra. (Salmos 139:10)

Es fácil compartir con otros que debemos depender de Dios aun en medio de situaciones difíciles, pero no siempre resulta así cuando se trata de uno mismo.

Para poder conocer realmente a Dios, he aprendido que debe existir una relación estrecha con Él, demasiado estrecha.

David tenía una relación en la que podía hablar con Dios cuando estaba alegre, cuando estaba cansado, cuando estaba enojado, pero también cuando estaba avergonzado o arrepentido. Aun cuando sabía que había cometido errores, él sabía que Dios era incondicional.

Dios conoce nuestra agenda diaria; Él sabe qué va a suceder en nosotros aun mucho antes que nosotros. Y muchas veces, a pesar de que sean decisiones equivocadas, Él ya está ahí para nosotros.

Él conoce mis pensamientos aun antes de que yo los piense, sabe adónde voy a ir y lo que diré antes que yo. Es increíble saber que tu Padre te conoce perfectamente y mucho mejor que nadie más, ¿no?

Ni siquiera yo misma puedo conocerme tan bien como Él me conoce. No existe ningún lugar donde yo pueda estar fuera de la presencia de Dios. No importa qué tan bien o qué tan mal me vaya, Él está ahí. Sin embargo, y lamentablemente, estamos acostumbrados, aun como pastores, a creer que Dios sólo está presente cuando las cosas marchan bien.

Decimos: “Dios ha sido bueno, Él me ha bendecido, las cosas salieron muy bien gracias a Dios”. Bendecir es hablar bien de alguien, pero, ¿qué sucede cuando pasa lo contrario?

En este salmo podemos ver cuatro atributos de Dios:

  • Conocimiento
  • Presencia
  • Poder
  • Santidad

Aun en lugares desconocidos, en lugares donde sentimos miedo, en lugares donde no queremos ir, Él ha prometido estar.

Nos preguntamos para qué estamos aquí en la tierra.

Hay un espacio en nuestra vida que solo puede ser ocupado por Dios.

A lo largo de nuestra vida seremos bendecidos, pero también habrá momentos en donde parecerá que Dios está lejos de nosotros, en donde nos sintamos cansados, vulnerables e incluso enojados.

Este versículo en el libro de Salmos nos muestra a un David que sabe que, aun en medio de la tormenta, Dios estará a su lado. La palabra asir quiere decir tomar con fuerza, como cuando agarramos la mano de nuestros hijos cuando vamos por la calle para que no se pierdan; ¡cuánto más nuestro Padre nos tomará con fuerza en ese momento en donde creemos que ya no podemos seguir adelante!

Hace unos meses lo viví, y de hecho, hasta prediqué una vez y yo misma lo dije: “Aun en situaciones difíciles, Dios va a estar ahí”, pero no sabía que lo que estaba diciendo era para mí.

Dos meses después me detectaron un nódulo en la tiroides que resultó ser maligno siendo cáncer. Fue una palabra que retumbó en mi cabeza por muchos días, que me hizo ver las cosas de una forma diferente, que me hizo pensar por primera vez en lo que sucedería si llegaba a morir.

¿Aun en medio de esto aplicaba esta palabra?
¿Por qué si había sido “una buena persona”?
¿Por qué si yo sí era cristiana?
¿Por qué en esta etapa de mi vida?

Eran tantas preguntas en mi cabeza, pero la realidad es que nunca me atreví a cuestionar a Dios; solamente me acordé de ese versículo que yo misma mencioné un domingo por la mañana en alguna iglesia: “Aun allí” su mano sería la que me iba a guiar.

¿Cómo? Quién sabe, ese era un terreno desconocido para mí, un lugar al que nunca me había acercado tanto.

Mucha gente ha estado en esa misma posición, y muchos, mucho mejores que yo, no han librado la batalla, así que ¿por qué yo habría de salir victoriosa de todo esto?

Este pensamiento lo tuve semanas enteras, y venían a mi pensamiento tal y tal persona, y decía: “ella o él es mucho mejor que yo”, pero volvía a repetirme “aun allí”, y estas dos palabras se convirtieron en un lema en mi vida.

Cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles en nuestra vida, la verdad es que nos encerramos en nuestro propio dolor y nadie tiene cabida ahí por mucho que traten de ayudar, de apoyar o de entender.

Sin embargo, el autor de mi vida, Él que me había librado de la muerte hace muchos años, Él que había dado su propia vida por mí, me estaba diciendo que aun allí, en medio de esa enfermedad, de esa zozobra, de esa incertidumbre, de esa angustia, Él iba a estar a mi lado.

Cuando nosotros permitimos que Dios entre en nuestro corazón es cuando descubrimos nuestra verdadera identidad y entonces hallamos el verdadero sentido de la vida:

Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.(Efesios 2:10)

Las circunstancias adversas siempre tendrán una voz poderosa que o te lleva al éxito o te paraliza.

Siempre va a resultar más fácil abandonar algo que continuar, y más si llega a nuestra puerta el cansancio, porque entonces empezaremos a decir que es mejor ya no seguir luchando.

Es entonces cuando debemos convertir las situaciones difíciles, aquellas que tarde o temprano llegarán, en situaciones favorables, porque Él siempre estará allí, aun y a pesar de todo.

Con cariño,

Tere Guillen
Equipo de liderazgo
Escuela Avanzada de Ministerio

Tere Guillen
07/07/2025

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Tere Guillen, esposa de Ofir Peña, tiene la profesión de abogada y forma parte del equipo de liderazgo de Escuela Avanzada de Ministerio. Viaja juntamente con su esposo, visitando a las iglesias de la Red Cornerstone en México y otros países.