La soberanía de Dios significa que Él tiene la autoridad y el control supremo sobre toda su creación.
Él es nuestra autoridad, es decir, Él es quien gobierna nuestras vidas, tal como lo afirma la Palabra de Dios:
Nuestro Dios está en los cielos; Todo lo que quiso ha hecho. Los ídolos de ellos son plata y oro, Obra de manos de hombres. (Salmos 115:3-4)
Nuestro Dios es el único Dios verdadero y, por lo tanto, podemos confiar en su amor y poder para guiar cada área de nuestras vidas. Tenemos que dejar que Él influya en nuestra mente, corazón, palabras, decisiones y acciones.
Hay cosas que siempre querrán tomar el lugar de Dios en nuestra vida. Pero solo a Él le pertenece el primer lugar de manera total. Por ello nos dice la Biblia que debemos amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas.
Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. (Marcos 12:30)
Dios es primero, no podemos dar lugar a ídolos en nuestro corazón. Por lo tanto, si ponemos cualquier persona, cosa o actividad antes que Dios, es idolatría. Si este es el caso, debemos arrepentirnos, quitar los ídolos y volvernos a nuestro primer amor.
Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. (Apocalipsis 2:4-5)
Cuando le amamos con todo nuestro ser, dejamos que Él gobierne nuestras vidas, no haremos más nuestra voluntad, haremos lo que Él quiera que hagamos. Entonces tendremos paz y seguridad de que estamos haciendo las cosas correctamente, que su corazón se agrada de nosotros y que podemos oír la dulce voz del Espíritu que nos dice:
Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. (Mateo 25:21)
¡Dios te bendiga!
