El encargado de los burros
Durante los últimos días, he estado meditando en un personaje poco conocido de las Escrituras, cuya mención podría pasar desapercibida para muchos. Su nombre es Jehedías, y aparece en 1 Crónicas 27:30. La Biblia nos dice algo muy sencillo sobre él: "Jehedías de Meronot estaba a cargo de los burros". (NTV)
¿Por qué este detalle llamó mi atención? Porque en esta breve mención, encontramos una lección importante sobre el valor del servicio humilde en el Reino de Dios.
El valor del servicio humilde
Jehedías no era un general, ni un sacerdote, ni siquiera un músico en el tabernáculo. Era simplemente el encargado de los burros del rey David. Su trabajo incluía tareas como alimentar a los burros, limpiar sus establos, cuidar de las burritas embarazadas y de los burritos recién nacidos, lavar y cepillar a los animales, y tenerlos listos para cuando el rey los necesitara.
¿Les suena glamoroso? Probablemente no. Sin embargo, Dios consideró que el servicio fiel de Jehedías era lo suficientemente importante como para mencionarlo en Su Palabra eterna.
"Pues Dios no es injusto. No olvidará con cuánto esfuerzo han trabajado para él y cómo han demostrado su amor por él sirviendo a otros creyentes como todavía lo hacen." (Hebreos 6:10, NTV)
No menosprecies tu trabajo
Quizás algunos de ustedes se sientan como Jehedías. Tal vez piensen que su ministerio es pequeño o insignificante en comparación con otros. Pero permítanme recordarles que todas las cosas inician pequeñas. La nación de Israel comenzó con Abraham viendo las estrellas. La Iglesia comenzó con 12 discípulos. Dios ve y honra el servicio fiel, sin importar cuán humilde parezca.
"Y si le dan siquiera un vaso de agua fresca a uno de mis seguidores más insignificantes, les aseguro que recibirán una recompensa". (Mateo 10:42, NTV)
Los burros en el plan de Dios
Es interesante notar cómo Dios ha usado a los burros, animales humildes y de trabajo, en Su plan divino. La burra de Balaam habló y salvó la vida de su amo. Los burros perdidos de Saúl lo llevaron a su encuentro con Samuel y con su destino como rey. Jesús entró triunfalmente a Jerusalén montado en una burra, simbolizando su llegada como el Príncipe de Paz. Estos ejemplos nos muestran que Dios puede usar lo que parece común y ordinario para lograr Sus propósitos extraordinarios.
Claves para un servicio digno de recompensa
Permítanme compartirles algunas claves que podemos aprender de Jehedías para ser buenos siervos. Sirve con humildad, de buen ánimo y disposición. Busca la excelencia, la fidelidad y el gozo en tu servicio. Desarrolla iniciativa, inteligencia y sabiduría. No esperes reconocimiento de los demás, sino entiende que estás trabajando para el Rey. Finalmente, busca multiplicar lo que está a tu cargo.
Lecciones de Jehedías
De Jehedías podemos aprender que no necesitas ser alguien "importante" para ser reconocido por el Rey. Hay gran valor en el servicio humilde, y un buen trabajo en tu área de servicio será recompensado por Dios. Recuerda que lo glorioso para Dios no siempre es glorioso para los hombres, y que las tareas comunes y corrientes pueden llevarte a cumplir tu destino en el Reino.
Que esta reflexión nos anime a servir fielmente en cualquier área que Dios nos haya colocado. Ya sea que estén pastoreando una gran congregación o sirviendo en el ministerio de estacionamiento o limpieza, recuerden que están sirviendo al Rey de reyes.
Que el Señor les dé sabiduría y fortaleza para servir con excelencia y humildad, sabiendo que un día escucharán: "Bien, siervo bueno y fiel".
Oración
"Padre celestial, te damos gracias por el ejemplo de Jehedías. Te pedimos que nos des un corazón dispuesto a servir en cualquier área que nos asignes. Ayúdanos a ver la grandeza en las tareas pequeñas y a realizarlas con excelencia para tu gloria. En el nombre de Jesús, amén."
Que nuestro Señor nos capacite con gracia para Su servicio.