septiembre, 2023
Queridos Pastores y Líderes:
Les saludo con mucho gusto, con la oración de que su fe, esperanza y amor en el Señor Jesucristo se multipliquen.
En esta ocasión que me toca compartir con ustedes, me gustaría tocar el tema de La Iglesia pospandémica.
Hace tres años y medio, el mundo literalmente se detuvo en muchos aspectos. Se había descubierto un virus muy contagioso que estaba matando a miles de personas. Para cuidar a la población, los gobiernos de la mayoría de los países decidieron detener todo tipo de reunión masiva, incluyendo muchas de las reuniones de la iglesia local. Se nos decía: “Quédate en casa”.
Aprendimos mucho desde entonces. Aprendimos acerca del uso de la tecnología para comunicarnos cuando no podemos reunirnos en persona. Aprendimos que los grandes edificios o rentas costosas quizá no siempre son los medios adecuados para hacer crecer la iglesia. Aprendimos la importancia de lavarnos las manos constantemente y cuidar más la limpieza.
Las cosas ya se han normalizado en la mayoría de los países. Hemos dejado de usar máscaras, podemos reunirnos nuevamente en grupos grandes, y ya no tenemos que pisar un charco de cloro antes de entrar al edificio.
Mi pregunta ahora es: ¿cuál es el estado de la iglesia después de la pandemia?
En algunos aspectos, la iglesia ha cambiado. Si comparamos el estado de la iglesia antes vs. después de la pandemia, creo que podemos hacer algunas observaciones:
1. Muchos estamos luchando por recuperar el nivel de asistencia que teníamos antes del 2020.
Es una realidad que la asistencia está más baja que antes de la pandemia. La pandemia causó que muchas personas cambiaran sus hábitos, sus prioridades y aún sus convicciones. Algunos se aferraron más a Dios a través de este tiempo. Otros comenzaron a ocupar el domingo por la mañana para quedarse en la cama, desayunar frente a la pantalla con la transmisión en vivo de la iglesia y ser un “observador” de las reuniones cristianas. Todavía otros formaron el hábito de hacer deporte el domingo por la mañana o posiblemente salir en bicicleta a dar la vuelta. Aunque las reuniones presenciales regresaron desde hace muchos meses, algunas de las personas no.
¿Qué podemos hacer para que la gente regrese a la iglesia?
Primero, entendamos que, a pesar de que nos interesa a nosotros que aparten el día domingo para el Señor, el regañarlos no va a causar un cambio de corazón.
Sabemos lo que las Escrituras dicen acerca de “no dejar de congregarse”, y esto lo podemos enseñar, pero sólo el Espíritu Santo puede poner esta convicción en los corazones, no nosotros. La gente (y aún la gente cristiana) solo va a esforzarse por lo que perciben como algo valioso para sus vidas.
¿Estamos proveyendo algo que añade valor a la vida de la gente? Yo sé que podríamos argumentar que rendir culto a Dios debe ser un sacrificio y que se hace por convicción, no porque nos beneficia en algo.
Pero al mismo tiempo, las personas están buscando algo atractivo. Si van a la iglesia y encuentran una reunión fría, sin la presencia de Dios, sin impacto en su espíritu y alma, sin vida, sin amor, es lógico que buscarán otra cosa. Así que debemos buscar que la iglesia provea algo de valor, vida y verdadera bendición para la gente.
Esto nos lleva a pensar en otra cosa: ¿estamos haciendo algo para alcanzar a la gente en otros momentos durante la semana?
Imagina a una iglesia como un restaurante que anuncia: “Abierto de 10:00 a 12:00 solo los días domingo. Si quieres venir a comer a esa hora, bien, y si no, te lo vas a perder”. Creo que nosotros como pastores hemos desarrollado una mentalidad similar a esto. Quizá sea tiempo de innovar, ampliar nuestro “menú” y ofrecer algunas otras opciones.
En cuanto a esta observación, creo que también vale la pena mencionar que Dios está utilizando la falta de asistencia para trabajar en el corazón de los pastores. Muchos pueden sentirse heridos en su “orgullo piadoso” (¿existe tal cosa?) porque la iglesia es más pequeña ahora que antes de la pandemia.
2. Una parte de la congregación ha encontrado una alternativa a la iglesia local.
Vamos a ser realistas. La pandemia enfocó a la gente en las predicaciones disponibles en YouTube, Facebook y otros medios. Allí están algunos de los mejores predicadores que existen el día de hoy (y posiblemente también algunas doctrinas extrañas pero populares). Cuando abres YouTube para ver predicaciones, los pastores/predicadores más populares, con mayores presupuestos, mejores equipos de audio/vídeo, cámaras, músicos, etc. son los que aparecen hasta arriba de la lista. Y nuestra gente los ha encontrado y muchos los siguen.
El simple hecho de ofrecer nosotros contenidos en línea ya no es suficiente como para llamar la atención de nuestra gente. Quieren contenido de alta calidad, de buena producción, con un mensaje que les mueva, que les impacte. Simplemente hay demasiadas alternativas disponibles, y aunque queramos que vean el contenido de su casa, de su iglesia, muchos optarán por ver los programas de otras iglesias grandes y predicadores populares.
3. La cantidad de tiempo que la gente está dispuesta a invertir es menor que antes.
Muchas personas ya no tienen la capacidad de prestar atención durante largos períodos de tiempo. Las redes sociales y aún la pandemia misma han contribuido a esto. Quizá antes podían alabar durante una hora, luego orar por media hora y después escuchar una predicación de hora y media. Pero hoy, la mayoría de las personas buscan reuniones más cortas. Esto es algo que debemos tomar en cuenta.
Cuando en verdad el Espíritu Santo se está moviendo y Dios está ministrando profundamente a los corazones de las personas, debemos ser flexibles. Pero cuando es simplemente el deseo del predicador terminar su sermón, pero la gente ya se está durmiendo, es tiempo de detenerse y evaluar nuestra eficacia.
Antes, en promedio las personas asistían quizá tres o cuatro domingos del mes. Ahora, muchos asisten solo una o dos veces por mes. ¿Está bien esto? Yo creo que no, pero es una tendencia que estamos viendo. Debemos enfrentar esta realidad y trabajar por cambiarla.
4. La iglesia híbrida es el modelo que probablemente seguiremos viendo en un futuro próximo.
Creo que todos nosotros descubrimos que hacer ciertas reuniones en línea, sea por Zoom u otro medio, puede ser muy conveniente. Ciertas juntas de trabajo se pueden realizar en línea con eficacia, y requiere de menos tiempo y recursos para hacerlas así.
Lo mismo se puede decir de algunas de las reuniones de grupos pequeños. Por supuesto que no hay nada como estar todos en el mismo cuarto, la misma casa, ministrándose los unos a los otros. Pero esto no es siempre lo más conveniente para todos. Hay personas que prefieren realizar este tipo de reuniones en línea.
¿Cuál es la solución, entonces? ¿Forzar a todos a reunirse presencialmente o ser flexibles?
Creo que la flexibilidad es importante, y no hay nada de malo en continuar con algunas reuniones virtuales. Nuevamente, pensemos en un restaurante. Los servicios de entrega a domicilio han crecido muchísimo durante los últimos años. Imagina a un restaurante que diga: “Si no quieres venir a comer aquí, no te vamos a servir nada.” Pero así nos comportamos.
Por lo tanto, creo que seguiremos viendo un modelo híbrido de la iglesia: reuniones presenciales, pero también reuniones virtuales.
5. Tu iglesia ofrece algo que ningún predicador famoso puede ofrecer: conexión personal.
La buena noticia para cada pastor y cada iglesia es que tú ofreces algo que ningún predicador en YouTube puede ofrecer a la congregación: la oportunidad de conectarse personalmente con otros, de convivir con los hermanos y hermanas en la iglesia local, y la oportunidad de recibir ministración de su pastor y equipo de liderazgo.
Cuando tu oveja necesita consejería, no puede ir con el predicador famoso que sale en YouTube. Cuando está herida y necesita amor y cuidado, tú eres su pastor. Cuando está enferma y requiere de oración, el predicador famoso de la tele no va a orar por él ni visitarle. Solo tu iglesia puede proveer ese nivel de comunión, conexión y toque personal. Solo la iglesia local puede proveer un nivel de discipulado personalizado que tu congregación necesita.
Las ovejas te necesitan a ti, pastor. Necesitan de tu iglesia, de tu ministerio, de tu toque único. Tu iglesia local es importante porque es solo a través de ella que se suplirán algunas de las necesidades básicas más importantes.
Conclusión
¡La iglesia local se levantará en fe y en victoria! A todos nos está costando un poco (o mucho) en esta etapa pospandémica, pero Jesucristo mismo dijo: “Edificaré mi iglesia, y las puertas del hades NO prevalecerán en su contra.”
Con cariño,
Pastores David y Sara Lont
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