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Las tres D de la oración

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No he conocido a ningún cristiano que no anhele tener una vida de oración. ¡Todos quisiéramos ser fieles en esta área! Sin embargo, muchas veces fallamos en el intento. Nos encontramos con cristianos frustrados, por no poder sostener una vida de oración constante. Como pastores y líderes, debemos mostrarles cómo tener esos tiempos de oración que fortalezcan la fe y el carácter.

La oración es como el oxígeno del creyente, y la base del ministerio cristiano. Por eso, es apremiante desarrollar un estilo de vida de oración fuerte y constante. Jesús dijo que debíamos orar en Mateo 26:41 “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” y en Mateo 6:10 nos dice cómo hacerlo.

A continuación, tres consejos o etapas que podemos seguir para poder lograrlo:

  1. Deseo.

    Aquí nos encontramos los cristianos que deseamos tener tiempos con Dios todos los días y no quisiéramos fallar; pero muchas veces las ocupaciones (incluido el ministerio) o pereza nos estorban. La buena noticia es lo que dice la Biblia ¡nuestro espíritu está dispuesto! Por eso, debemos escalar a la siguiente etapa o nivel.

  2. Disciplina.

    Todo lo que vale la pena en esta vida requiere disciplina. Si queremos tener una vida saludable, debemos ser disciplinados en ejercitarnos y comer bien; si queremos tener una buena economía, necesitamos ser disciplinados en el trabajo. Con la oración pasa lo mismo, necesitamos establecer un plan que incluya un tiempo específico diario, para que pase lo que pase, podamos cumplirlo cabalmente todos los días. Por ejemplo, si decidimos orar por la mañana a las 9:00 a.m., tenemos que hacerlo. Para esto debemos golpear nuestro cuerpo (1 Co. 9:27), es decir, no ceder a los deseos de la carne que nos impiden tener estos tiempos

  3. Deleite.

    Cuando hemos superado la etapa anterior, siendo disciplinados en buscar a Dios, los tiempos de oración se convierten en deleite. Por supuesto no significa que desde un principio no se disfrute la oración, sino que a medida que pasa el tiempo, ese esfuerzo por orar se convierte en algo sencillo y en una prioridad que se disfruta, esperando cada día el momento de estar en comunión con nuestro Padre Celestial.

Como dice Isaías 56:7:

yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.

Dios te bendiga.

Mireya Parral
22/09/2023

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Mireya Parral es una de las facilitadoras en Fundamentos Ministeriales. Es miembro de la iglesia Centro Cristiano, Veracruz, donde colabora con los pastores Gamaiel y Paty Mora. Algunos de sus pasatiempos incluyen ir al café y ver fútbol sóccer.