Pastores, líderes, misioneros o cualquier servidor de Cristo, sabemos que lo mejor que podemos hacer es ¡servir a Dios! Solo que existe una directriz que debe guiar nuestro ministerio. Continúa leyendo, por favor.
Pablo daba gracias a Dios ¡porque lo tuvo por fiel poniéndolo en el ministerio! 1 Timoteo 1:12-13. Así, cada uno de nosotros debemos reconocer que Cristo fue el que nos llamó (no por nuestros méritos, sino por Su gracia) y nos quiere perfeccionar en nuestro carácter, pero también en nuestro servicio.
Es importante aclarar la diferencia entre hacer las cosas para Dios y hacer las cosas que Dios quiere que hagamos. A veces nos llenamos de actividades, sin necesariamente estar haciendo lo que Dios quiere que hagamos, por eso es crucial que ¡Cristo sea el centro de nuestro ministerio!
Jesús no anteponía el agradar a las personas, o agradarse a sí mismo. Jesús no quería ser famoso, ¡Él quería hacer la voluntad de Dios! En Lucas 2:49 dice: "Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?" Con esta frase, Jesús quería dejar en claro que su principal objetivo al venir a este mundo, era hacer la voluntad del Padre Celestial.
Hace poco escuchaba un testimonio, donde el predicador compartió que había recibido de parte de Dios, la pregunta más difícil del año. Dios le preguntó: si te quitara tu ministerio, ¿me seguirías amando? Es una pregunta en la que podemos meditar, ya que, sin darnos cuenta, el ministerio se puede volver más importante que Dios mismo.
¿Cómo saber si Cristo es el centro de mi ministerio?
Mi comunión con Dios es más importante que cualquier actividad. Lucas 6:12 dice que Jesús oraba mucho. "En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios". Si Cristo es el centro de nuestro ministerio, pasaremos mucho tiempo con Él.
En cualquier decisión tomo en cuenta la voluntad de Dios. Jesús dejaba de comer por consultar a Dios, por supuesto no estoy diciendo que no comamos, a menos de que sea un ayuno motivado por Dios. Me refiero a que debe ser nuestra prioridad buscar la voluntad del Señor en nuestro ministerio, como en toda nuestra vida. Juan 4:34 dice: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra", dijo Jesús.
Ante todo, busco servir a las personas, no a mí mismo. Jesús nos dejó ejemplo de cómo debemos ministrar, esto es, con humildad y servicio. Si Cristo es el centro de nuestro ministerio, vamos a servir a los demás. Juan 20:28 dice: "Así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos". Jesús dejó un gran ejemplo, al lavar los pies de sus discípulos. No debemos ponernos la corbata de líderes, sino el delantal de siervos.
Hagamos que la necesidad de estar en los negocios de nuestro Padre sea auténtica. Despojémonos de todo aquello que pueda estar ocupando el centro de nuestra vida y ministerio, y hagamos de Cristo ¡el centro de nuestro ministerio!
Bendiciones.