He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición. (Malaquías 4:5-6, RV60)
Amados pastores,
Muchos de los acontecimientos que estamos presenciando nos recuerdan y apuntan hacia la etapa final de la iglesia, y es en este momento en el que este pasaje de las Escrituras equilibra y ayuda a identificar un ministerio profético.
Cuando se dice que Dios envía al profeta Elías, también nos ayuda a comprender que la vida profética está cargada de un profundo entendimiento de la Paternidad Espiritual.
El movimiento profético es genuino cuando se basa en la relación entre padres e hijos, descansando toda su fuerza en ella. La palabra profética debe fortalecer los lazos de lealtad, fidelidad y cercanía entre la vida pastoral y aquellos que reciben dicha palabra.
Todo ministerio en esta etapa final posee este ingrediente cohesivo que fomenta la unidad y construye una familia, y no al revés.
Cuando Elías se preparaba para partir, le dijo a Eliseo: "Si me ves cuando me vaya, este manto y la doble porción del espíritu serán tuyos". La verdadera paternidad se manifiesta cuando aquellos que han recibido un don, una gracia divina o una palabra profética valoran más a sus autoridades que a la unción misma.
La palabra "fiel" proviene de la balanza, que se coloca en el centro justo cuando los pesos en ambos extremos son exactamente iguales. ¿Cuál es la verdad profunda detrás de esto? Cuando Dios te permita hacer cosas del mismo calibre que aquellos que te enseñaron y te ayudaron a llegar, y "ya pesan lo mismo", es en ese momento cuando la fidelidad será realmente probada.
Seamos fieles con aquellos que han caminado delante de nosotros y siempre demos el honor que corresponde.
Con cariño,
-Ofir y Tere