Sabemos que una vida pura honra a Dios. Aunque tenemos la intención de vivir en pureza, a veces fallamos al tratar de vivirla en la vida cotidiana. ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo podemos sustentar una vida de pureza delante de Dios? Podemos aprender del consejo que el apóstol Pablo escribió a su hijo en la fe, el joven Timoteo. Le dijo:
“Si te mantienes puro, serás un utensilio especial para uso honorable. Tu vida será limpia, y estarás listo para que el Maestro te use en toda buena obra. Huye de todo lo que estimule las pasiones juveniles. En cambio, sigue la vida recta, la fidelidad, el amor y la paz. Disfruta del compañerismo de los que invocan al Señor con un corazón puro.” (2 Timoteo 2:21-22, NTV)
Primero que nada, Pablo hizo saber a Timoteo el motivo para vivir en pureza. Vivir así pondría a Timoteo en una posición de ser un utensilio especial para Dios. Cada creyente tiene que hacer su propia decisión de caminar en pureza, creyendo en el fondo de tu corazón que la pureza a la manera de Dios es verdaderamente lo mejor para ti. Si no lo crees, será muy difícil vivirlo cuando viene la tentación. Acepta hoy que Dios te ama y eres muy valorado en Sus ojos.
Segundo, Pablo dice “huye”. Evita las situaciones de tentación. Esto empieza primeramente en cómo alimentamos la mente, porque lo que pensamos tarde o temprano resulta en acción. Así que, guarda lo que dejas entrar a tu mente a través del entretenimiento, la música, las conversaciones con amigos, y las redes sociales. Elige bien. Si no tenemos cuidado, podemos llegar a pasar horas y horas del día llenando nuestras mentes con mensajes que están cambiando nuestra percepción. “Huye” se refiere también a escoger bien las situaciones que permitimos en nuestras vidas. Por ejemplo, si tu sabes que cada vez que sales con cierto grupo de amigos, te convencen a hacer cosas que de otra manera no harías, sabes que es hora de buscar otro grupo de amigos. Asimismo, es más fácil caer en tentación viendo Netflix en un cuarto oscuro a solas con tu novia abrazándose en el sofá, que pasar tiempo en un lugar público como un restaurante. Si evitas las situaciones donde sabes que enfrentarás mayor tentación, va a ser más fácil vencerla.
El tercer consejo de Pablo es seguir “la vida recta, la fidelidad, el amor y la paz”, o en otras palabras, ¡llena tu vida con algo mejor! No te distraigas con las tentaciones que te hacen sentir bien por un momento breve, sino ve en pos de tus sueños, las pasiones que Dios ha puesto en tu corazón, un buen propósito para tu vida. Busca a amigos que van en esta misma dirección que te pueden apoyar. Busca amistades en vez de siempre estar buscando amor romántico. Una relación que empieza basada solamente en la atracción o química sexual, no va a tener un fundamento fuerte.
Aunque Timoteo era joven, Pablo le motivó a entender que Dios le miró cómo un ministro con un mayor propósito. Las tentaciones de la juventud eran una distracción, así como pueden ser para nosotros hoy en día, pero como Timoteo, podemos aferrarnos del motivo de vivir en pureza, huir de las tentaciones, y llegar al destino que Dios tiene para nosotros.
